En la Semana de la Cefalea impulsada por la Sociedad Neurológica, presentamos junto a Novartis la campaña #HablemosDeMigraña, con el objetivo concientizar y visibilizar esta enfermedad neurológica severa y brindarles herramientas a quienes la padecen, a sus familiares, amigos y colegas de trabajo.
La cefalea es uno de los motivos de consulta profesional más frecuente, los pacientes hacen referencia al dolor de cabeza pero ello no es un diagnóstico, sino un síntoma. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de cada dos adultos presentó algún tipo de cefalea en el último año. En todo el mundo, sólo una minoría de las personas que las sufren reciben un diagnóstico apropiado.
En lo que respecta específicamente a la migraña, enfermedad neurológica compleja e incapacitante, se estima que afecta aproximadamente al 10% de la población mundial sin embargo, el 44% de quienes la padecen desconocen su diagnóstico. Esta enfermedad caracterizada por ataques recurrentes de dolor de cabeza de gran intensidad que suele acompañarse de síntomas asociados como vómitos, náuseas, mayor sensibilidad a la luz y al sonido, es tres veces más común en mujeres que en hombres y afecta con una mayor frecuencia a personas de entre 15 y 50 años.
La mayoría de las personas no pueden desenvolverse normalmente durante un ataque ya que quedan seriamente afectados. Durante las crisis, quienes la padecen se ven limitados para realizar actividades laborales, familiares, académicas y/o sociales. Es por ello, que la OMS clasifica en el sexto lugar del ranking de discapacidad a los ataques de migraña severa y determina que es una enfermedad comparable a la demencia, la cuadriplejia y psicosis.
Es importante detectar cuáles son los factores que desencadenan los ataques para evitarlos en la medida de lo posible, se deben tener en cuenta las recomendaciones asociadas al estilo de vida:
Actividad física: la actividad física es un desencadenante de cefalea en un porcentaje de las personas con migraña. Sin embargo, es preciso llevar una rutina como parte del plan de tratamiento no farmacológico es recomendable.
Manejo del estrés: distintas técnicas de relajación practicadas diariamente como respiración diafragmática, relajación muscular progresiva, entre otras, han demostrado disminuir los días o la gravedad de la migraña.
Llevar un registro de sus cefaleas: las características de los ataques y su evolución ayudan a detectar si se asocia o no al ciclo menstrual, la respuesta al tratamiento y los desencadenantes.
Regularización del sueño: es necesario ordenar los horarios ya que dormir en exceso o privarse de sueño por periodos prolongados puede ser desencadenante de cefaleas.
Llevar un buen control de enfermedades asociadas: la depresión, la ansiedad y la obesidad pueden asociarse a un empeoramiento de la migraña, tratarlas adecuadamente disminuye la recurrencia de las crisis.
Alimentación: es importante evitar los ayunos prolongados, comer cada tres o cuatro horas durante la actividad y mantener una hidratación adecuada. Hay que tener en cuenta si el episodio de migraña se asoció a algún alimento, alcohol, cafeína se debe suspender su ingesta en otras oportunidades.
Consultar al médico: el profesional es quien sabrá de acuerdo a las características de la migraña si es recomendable comenzar a realizar un tratamiento preventivo o no, y qué medicación utilizar durante las fases tempranas del dolor. Por ello se recomienda su visita en casos de cefaleas recientes; si hay un dolor nuevo sumado al anterior; si la cefalea previa cambia de frecuencia o intensidad; si se siente como el peor dolor de la vida, si a la cefalea se agregan uno o más síntomas (problemas en la visión, la fuerza muscular, la sensibilidad, dificultad para hablar, vértigo, etc.); frente a la necesidad de ingesta de más de cuatro analgésicos en el mes para controlar el dolor de cabeza y si el dolor es desencadenado por esfuerzos (actividad física, sexual, tos, etc.).